“Auditar” el EBITDA

El EBITDA (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization) se lo puede calcular como el resultado operativo de la empresa, excluido el gasto contable de amortización y depreciación de bienes de uso e intangibles. Por lo tanto, es considerado como una aproximación al flujo de fondos libres de la empresa. Igualmente es importante tener presente que no toma en cuenta el impuesto a la renta asociado y las inversiones en capital de trabajo, bienes de uso e intangibles, requeridos para generarlo.

Cuando se evalúa una empresa aplicando el método de valuación relativa o de múltiplos (de mercado o en base a transacciones), uno de los más utilizados es el de “Valor del Negocio / EBITDA”.

Adicionalmente, en muchas transacciones de compra-venta de empresas (M&A), el precio por el que se cierra la operación se determina en base al EBITDA, considerando un múltiplo sobre el mismo.

Dada la relevancia que tiene en la fijación del precio de la transacción, es importante que el cálculo que surge de los registros contables de la empresa, sea validado o ajustado a través del examen independiente del mismo.

Habitualmente cuando finaliza un ejercicio económico, muchas empresas y organizaciones se preparan para iniciar el proceso de Auditoría anual de sus Estados Financieros.

En la Auditoria de Estados Financieros el profesional examina la información financiera histórica, con la finalidad de informar sobre la situación financiera o patrimonial de una entidad en un momento determinado o sobre el resultado de las operaciones en un periodo, de conformidad con un marco de información financiera (Normas Contables Adecuadas).

Si bien es relevante contar con el Dictamen del Auditor Independiente sobre los Estados Financieros ya que este es requerido entre otros por los bancos, la DGI, el BCU, resulta crucial realizar trabajos de atestiguamiento específicos para el proceso de M&A.

Los trabajos de atestiguamiento propios de un proceso de M&A implican, a partir de los registros contables de la entidad:

  • Identificar y eliminar partidas no recurrentes tales como indemnizaciones, reclamos, litigios, ingresos no ordinarios, venta de activos no corrientes, subsidios, etc.,
  • Revisar los ingresos y gastos operativos e identificar posibles activos sobrevalorados o ficticios o pasivos ocultos que puedan afectar el EBITDA a futuro,
  • Validar los ingresos reconocidos a través de contratos firmados con clientes, o a través de la facturación, considerando posibles devoluciones y/o descuentos, observando la existencia de indicios que muestren dependencia de clientes clave o contratos relevantes que vencen pronto,
  • Confirmar que en los ingresos operativos solo se incluyen ingresos reales y recurrentes,
  • Validar que la política de reconocimiento de ingresos cumple con los criterios contables aceptados y que no se hayan modificado políticas contables para aumentar artificialmente el EBITDA.
  • Confirmar la correcta clasificación de costos operativos en contraposición a costos no operativos.
  • En relación a los Gastos de ventas, generales y administrativos (SG&A)
  • Verificar si se incluyen todos los gastos relacionados con la operación principal y no con actividades accesorias o proyectos ocasionales.
  • Separar ítems no recurrentes (indemnizaciones, gastos legales extraordinarios, etc.).
  • Revisión del devengamiento de partidas tales como arrendamientos y provisiones: pueden afectar el EBITDA si no están bien registrados.
  • Costos del dueño saliente (si son personales o no se mantendrán).
  • Chequear que los costos operativos no incluyan partidas con partes relacionadas a valores distintos a los que se obtendrían entre partes independientes, debidamente informadas, en condiciones de mercado.

 

Una vez efectuados los procedimientos de revisión y considerados los ajustes de normalización, es fundamental construir una conciliación entre la utilidad neta que surge del Estado de Resultados y el EBITDA.

Por último, luego de finalizado el trabajo, ajustada y validada entre las partes la cifra del EBITDA, el precio base de la transacción se fijará aplicando el múltiplo definido sobre el mismo, y a efectos de obtener el precio por el capital (equity), se restará la deuda neta a la fecha de cierre de la operación. Adicionalmente, pueden existir clausulas “Earn-out” ligadas al EBITDA futuro, para lo cual es importante tener claramente definido el proceso de análisis y normalización del EBITDA.